Con la fuga de los hermanos Yulieski y Lourdes Gurriel del equipo Cuba que malcompitió en la Serie del Caribe en Dominicana, se demuestra que los únicos que creen en los cambios y en el futuro de una Cuba mejor son el General y sus acólitos. Y Obama y el Papá, y todos los progre que vacacionan gratis en Varadero. Esta crónica la escribí hace un año en mi muro, y se me antoja premonición del viejo refrán de que “cuando el rio suena, es porque los ratones ya no hacen caso al flautista de Hamelin”. Porque vamos a ver, los Gurriel no son dos peloteros cualquiera. Son dos símbolos de una Revolución que cada día se arruga más, como el pellejo de sus arcanos dirigentes.
LA PUNTICA NADA MAS NO VALE YULIESKI
Erase una vez una joven que, arrepentida por ciertos jueguitos sexuales realizados con su novio, fue a confesarse al cura de su parroquia. Sacerdote que era conocido por repartir los castigos usando su tableta Samsung. Que maldeciste tres veces, el padre hacía sus cálculos con el aparatico y ordenaba tantos padrenuestros. Que deseaste a la mujer del prójimo, guguleaba en busca del castigo y sancionaba al pecador. Pero ahora con esta chica no encontraba la respuesta. Repetía una y otra vez la operación, pero la calculadora no daba pie con bola.
“¿Estas segura de que fue sólo la puntica hija mía?, preguntó el sacerdote a la atribulada muchacha, y ésta respondió: “Si padre, sólo la puntica”.
Nuevos cálculos y ni modo. Hasta que cansado guardó la tab y le dijo a la culpable:
“Mira hija, dile a tu novio que complete la faena, porque esta mierda de aparato no trabaja con decimales”.
Y a Yulieski Gourriel y su papá Lourdes, que por estos dias anda visitando a sus socios en Miami, le está pasando algo parecido.
Excluido del equipo Cuba a los Panamericanos de Toronto, y según dicen, buscando residencia en otro país en busca de un hipotético contrato de 100 millones de dólares en Grandes Ligas, todavía no sabe el Yuli que huele a desertor de primera clase. Ni el padre, que todos sus pasos en Miami explorando las opciones de su hijo están siendo monitoreados por La Habana.
No se puede ser un desertor partime ni un revolucionario de media jornada. Por razones prácticas hay que tomar un sólo camino.
Porque vamos a suponer que el Yuli sea autorizado por los carcamals cubanos y establezca residencia en Haití o Nicaragua y pueda firmar con una franquicia de Ligas Mayores, aunque sea por un dolar al mes. El dinero habido no puede ir a parar al Banco Nacional de Cuba por la ley del embargo estadounidense.
Claro, que formas de burlar el “criminal bloqueo yanque hay miles.
La preferida por un tiempo de las autoridades cubanas fue depositar en bancos panameños los dolares cobrados por productos y servicios en todo el mundo, y luego extraerlos blanqueados a balboas. El Balboa está a la par del dólar estadounidense desde 1904. Panamá fue el segundo país del continente americano cuya economía fue dolarizada. Sólo que no existe el Balboa de papel. Es un Balboa virtual, por lo que una extracción de 100 millones de balboas es lo mismo que llevarse al coleto 100 millones de billetes verdes, constantes y sonantes.
Dos veces a la semana llegaban a Ciudad de Panamá en vuelos de Cubana, par de escoltas gigantescos cuya misión secreta era trasladar los dólares-balboas a la isla, en maletas que llevaban esposadas a sus muñecas. No se conoce de ninguno de estos mensajeros que después haya sido un millonario manco.
Que a Gourriel le hayan sacado del equipo Cuba por primera vez es indicativo que “algo huele a podrido en Dinamarca”, como le dijo el fiel Marcelo a Hamlet cuando estaban preparándole la cama para escabecharlo.
Al parecer, Yulieski y su papá Gurriel le están adelantando mucho al pitcher y en cualquir momento los agarran movidos en primera con aquello de querer buscar representante en USA para negociar con Grandes Ligas, olvidando que ya tiene uno, que es Cubadeportes, el organismo gubernamental que manichea los dólares exprimidos a los deportistas de la isla.
Según las nuevas normativas de 2013, diseñadas para evitar el desangre constante del deporte cubano, los atletas se quedan con el 85% del salario. Se les descuenta un 10% de impuestos y una gabela del 5% que cobra Cubadeportes.
Alegando una lesión, Gourriel incumplio un contrato con los japoneses, que serán muy corteses y educados, pero a la hora de los negocios se comportan como samurais de las finanzas. ¿Y qué si al Yuli lo firman los Orioles y el club Yokohama BayStars interpone una demanda y obliga al equipo estadounidense a pagar una indemnización?
O a lo mejor ya todo esta cocinado entre la MLB y la Federación Cubana de béisbol que dirige Antonio Castro, el hijo negociante de quien tu sabes, y Yulieski no va a Toronto porque su brinco a las Mayores ya está ahí mismito, en plenos juegos Panamericanos.
Los Gourriel tienen todo el derecho del mundo de pensar en un mejor futuro para su familia. Y todo el derecho a mercadear lo mejor posible sus talentos. Pero, como dice el cuento, meter la puntica del pie no les abrirá la puerta. El tiempo está corriendo, y no precisamente a favor del treintañero Yulieski.
Pablo de Jesús
California, Junio/2015
Comments