Siempre trato de apuntar al corazón de mis lectores, pero a veces, por accidente, les doy en la cabeza o el estómago. Por eso no quiero arruinarles el domingo recordando el primer aniversario de la quemazón que hicieron con el Cacique en Jefe; o del dedito twitero y buscapleitos de mi presidente Trump. Ni siquiera deseo profundizar en el último muertito del Arkansicidio. Un hecho notable que nuestra prensa progre ha callado, prefiriendo airear los trapos sucios de degenerados sexuales de uno y otro bando. Sexo y Crimen. Pero al parecer, el primero vende más. Morbo puro. Resulta que tres dias antes del Thanksgiving, y de tener que presentarse ante la Comisión de Ética y Anticorrupción del Senado estadounidense para declarar contra la Fundación Clinton por las supuesta apropiación de las donaciones internacionales, el ex funcionario haitaino Klaus Eberwein apareció muerto, con un disparo en la cabeza, en un motel de Miami. Según el Miami Herald, la eficiente policía de la Ciudad del Sol demoró menos de 12 horas en declarar “suicidio”, aunque las causas sigan siendo tan misteriosas como esa mala suerte que persigue a los ex socios de los Clintons. La lista es larga. Pero si mañana se me atraviesa una espina de pescado en la garganta, por favor no vayan a pensar mal. Juzguen al pescado y no al pescador O al pecador.
Quiero hablar de cosas menos truculentas. Ser positivo este domingo y no ave de mal aguero, porque ya bastantes desgracias hay en este mundo loco para estarlas repitiendo, como hacen esa gente que sirven de Cajas de Resonancia a las noticias fake. Comisarios, algunos, de las redes sociales. Escuchan pero no oyen y siempre andan en las nubes.
Sé que buena parte de la comunidad “facebucera” anda hasta las pelotas de tanto dale y dale con temas recurrentes: que si la cosa está que arde en la Isla; si el General Fracaso de Cuba produjo ventosidades de colores; los ninos famélicos de Africa, los enfermos de esto y de lo otro; la virgen de los mamones y el santo de los cagones; la mafia de Miami y de La Habana. El sueño de secar de nuevo el Malecón para recuperar los “Intercambios Culturales”. En fin, temas tremebundos que nos tienen secos. Y allá van esos nefelibatos de la mala vibra a pedirte aprobaciones a destajo y a decirte que si no das un like o un amén eres el Santo Cachón de todos los cabrones. El cero a la izquierda del Manco de Lepanto.
Da igual si vienen los deprimidos de oficio a pedirnos caridad para gente que tu nunca has visto, sin saber si son ciertas o inventadas las desgracias, a que te estén machacando con jugar al candy crush, cuando tu lo que prefieres es reventar un dominó con tus amigos, una cerveza y un churrasco. No es mucho pedir. Pero no, ahí están con el “dale y comparte”, “copia y pega”, “pásalo a 100 comemierdas como tú o te caerá la maldición del Cenicero Maldito enterrado en la Piedra Mortuoria del cementerio Santa Ifigenia”.
Como si no hubiera cosas lindas en el mundo. Temas que te hagan olvidar la obvio de que uno muerto dura mucho y vivo muy poquito, y que la vida es para gozarla y joder lo que se pueda, que ya habrá tiempo de rezar en el cielo o el infierno, a donde sea que vayan los buenos y los malos.
Háblenme de flores y odaliscas desnudas en el mar, de los versos de mis poetas preferidos; los libros que han leído, las veces que han hecho el amor en la semana. El vino derramado en el mantel, la ostia que quisieron dar y no pudieron, las noches de parranda con la luna de testigo, el perro que copula, la gata que maulla en medio de un amor nocturno. Escriban de cosas alegres como el carrusel de caballitos de la infancia, los buñuelos de la abuela y la caricia de un hijo o un nieto antes de irse a la cama. El iPod que se les fastidió y les obligó a hablar con el vecino o la familia. Describan el lunar de la última mujer que les regaló una sonrisa o las manos del siguiente hombre que las desvestirá con la mirada; del sabor salobre del beso en una playa solitaria, el aire limpio de los montes y el trinar de los tomeguines en el palmar de los recuerdos.
Cada cierto tiempo, destierro de mi muro a los agoreros del próximo diluvio. Los falsos sanadores de espíritus en trance, los santurrones que practican el cunilingus en la oscuridad de sus habitaciones enjugándose la boca, y luego se la enjuagan para maldecir el pecado de lujuria. Los que niegan que la flor de la canela es una mujer espuma que te limpia el alma en un amanecer de lluvia. Fuera toda esa gente que se empeña en ser negativista.
¡Sean positivos! La vida es algo más que hincharnos las pelotas con tanta mala nota a toda hora.
Rían cuando den un like. Saboreen el momento. Acaricien el prepucio de ese mouse, el clítoris de la tecla. Y verán que glorioso es el orgasmo de una lectura que les haga sonreir.
Pablo de Jesús
Diamond Bar, Nov 25/2016
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