– Esperáte. ¿Cómo fue que pusiste aquella bombita en el buzón de San Rafael y Galiano?, pregunta Tranca al mulato Bombita, quien en su borrachera no se da cuenta que ha repetido la historia ya tres veces, siempre de la misma forma, y con las mismas palabras.
El padre nuestro de cada dia en el bar La Pelota de la calle Flager, refugio de cubanos arrojados a las costas miamenses por el huracán de 1959: ex militares de Batista, combatientes clandestinos y guerrilleros barbudos que abandonaron el barco cuando torció el rumbo hacia la hoz y el martillo; marielitos, balseros, y todo la gama variopinta de una revolución en reversa.
Los viejos más sabichosos de la tertulia pelotera se agrupaban en la esquina de la barra, frente a la nevera enana de la Michelob, y pedían cerveza tras cerveza, disfrutando a placer el espectáculo gratis que daba Eva, la Nicaraguense de gloriosas nalgas, cuando se inclinaba para agarrar una botella. Apostaban de qué color llevaría los invisibles pantys ese dia, y ella les daba gusto porque en cada cerveza se llevaba dos dólares de comisión.
Se apostaba a todo. A los caballos, a las carreras de galgos, a la bolita, los juegos de los Marlins. Y se apostaba cuántas veces le preguntaba Tranca a Bombita cómo era que había puesto aquel petardo en un buzón de correos de La Habana de Batista.
Sentados en la barra, mientras compartían cervezas que a veces pagaba Tranca y otras Bombita, los dos antiguos enemigos se confesaban sus pecados, no para buscar perdones recíprocos, sino para rememorar el único tiempo de su vida en que se sintieron, dueños del poder sobre la vida y la muerte de sus semejantes.
Tranca, un anciano corpulento, blanco, alto, de cara ancha y manos recias, se había ganado el sobrenombre por su apego a dar plan de machete cuando era oficial de la Guardia Rural en los campos de Cuba.
– El plan de machete había que saberlo dar -explicaba el hombrón al auditorio, cuando ya iba por su quinta o sexta Budweiser light.
– Se bajaba la mano con el arma lista a cortar lo que sea, y llegando al objetivo se daba un rápido giro de muñeca para dar el planazo con una cara del machete -añadía.
Y mientras imitaba el gesto, imaginaba que la banqueta de la barra era el alazán inmenso de sus tiempos de policía montado.
– No había un guajiro malnacido que se resistiera -decía Tranca, y echaba torvas miradas a Bombita, que permanecía silencioso a su lado, dejando que la Michelob se le calentara entre recuerdos de un pasado que pudo ser glorioso y terminó en desastre.
Bombita era el extremo opuesto en lo físico, aunque en lo mental andaban a la par. Aquel mulato bajito y rechoncho, de rostro abotargado y ojos que apuntaban al glaucoma, había sido uno de los mayores expertos de explosivos de la clandestinidad que peleaba contra Batista en La Habana de 1958.
Sólo Ramón, el dueño del bar, conocía sus nombres, porque los tenía apuntado en la libreta rayada que colgaba amarrada de un hilo detrás del mostrador, y en la que anotaba las consumisiones a crédito de sus mejores clientes. Gente de confianza que cuando agarraban el cheque del social security iban y le liquidaban toda la deuda, para empezar de cero cada mes.
La Pelota tenía sus ratos de altas y bajas. Desde las 6 de la mañana hasta las dos de la tarde las horas volaban del desayuno al almuerzo, y decenas de clientes en el mostradorcito del frente pidiendo coladas de café, cortaditos, croquetas, batidos y guarapos.
Después de las tres de la tarde llegaban los habituales: Gervasio, el barbero retirado que gustaba de los cuentos picantes; Ismael El Cojo, curda de profesión; Papito Machete, sicario de alquiler al servicio de prestamistas, garroteros y maridos cornudos; Severo el Gambao, profesional del disability y el welfare; Manolo, ex mayimbe de transporte que insistía en no haberle hecho una mierda a nadie en Cuba, y Tranca, siempre 10 minutos antes que Bombita.
En la Cuba que dejaron atrás, Tranca y Bombita eran enemigos a muerte. Si el blanco hubiera agarrado al mulato poniendo un petardo en una esquina, se lo hubiera cepillado a gusto. Si Bombita hubiera sabido donde atrabancar a Tranca, le habría puesto con todo regocijo un artefacto explosivo en el mismo centro del culo.
– Vamos, cuentáme otra vez eso de la bomba en el buzón -preguntaba Tranca, con el mismo tono conque amedrentaba a los guajiros desde su alazán 7 cuartos, machete en mano, listo a dar planazos.
Bombita solía escuchar en silencio las descargas de su ahora cófrade de exilio. Mientras Tranca daba rienda suelta a sus aventuras de cazar guajiros revoltosos, el mulato socarrón solía meter la cuchareta en el discurso con una misma frase, que decía muy bajito.
– Ustedes los Guardia Rurales eran unos hijoeputas todos, todos -musitaba Bombita, cuyas bombas y petardos mataron e hirieron a más inocentes que a esbirros batistianos.
– Vamos, cuenta como era eso de la bomba en el buzón de correos -insistía el ex policía montado, haciendo caso omiso a las palabras de su compañero de barra.
Bombita encoge los hombros, da un trago a su cerveza, y muy bajito, tanto que Tranca tiene que inclinarse para oirlo, arranca de nuevo a explicar como fue que aquella “Noche de las 100 bombas” puso el maldito artefacto conque arrancó la vida de un cartero, siendo la suerte tan cabrona que el difunto mensajero era el marido de la hija de Bombita, la que desde entonces le ha negado la palabra.
Y Bombita habla, y habla, sin prestar oídos a lo que dice Tranca, que no esconde el rencor cuando murmura a su cerveza la cantidad de gente que colgará de las farolas del Malecón cuando regrese a La Habana.
– Sigue hablando, que cuando aquello se caiga te voy a entrar a planazos en ese mismo buzón -murmura el viejo Tranca con mirada asesina, mientras le pide a Ramón otra Budweiser light, y en el otro rincón de la barra, Eva la Nica se inclina a buscar una cerveza y deja ver la cara oculta de esa otra revolución.
ESTO ESCRIBI ESTE DOMINGO CUANDO SUPE QUE MI AMIGO Y PROFESOR PABLO SOCORRO ESTRENABA BLOG, EL SABE QUE SE BUSCO UN PROBLEMA, PERO NOSOTROS NOS GANAMOS UN ESPACIO DONDE COMPARTIR, COMO SI FUERA RON DE POR MEDIO, EL RICO ANECDOTARIO QUE NOS TRAE CADA DOMINGO (A VECES SORPRENDE ENTRE SEMANAS!) Y QUE AHORA PODEMOS RECURRIR. AQUI LES DEJO MI COMENTARIO Y AUGURIO DEL EXITO QUE TENDRA ESTA ESQUINA DEL PERIODIMOS MAS CUBANO QUE CONOZCO: Ocurre con las buenas cosas escritas q se vuelve sobre ellas. Se recorre vericuetos y se descubren victorias escondidas detrás de cada palabra. Mi profesora Mirtha Gonzalez Gutierrez dirá q ese es el momento en q el periodismo pasa a literatura y yo por llevarle la contraria (solo en eso, conste!) le diría q es cuando el periodismo pasa a ser buen periodismo. Aquí hay buen periodismo q nada debe a la literatura, ahora compilados de manera digital en un Blog q desde ya estoy recomendando. Menos mal q Pablo Socorro es un viejo no tan matraquilloso y sabe q las opiniones de los jóvenes hay q atenderlas, se deja llevar por su sobrino y su hija y nace la posibilidad de ir allí y releerlo cuando se tenga esa necesidad de disfrutar con una sonrisa en el rostro estas crónicas q el ha decidido regalarnos cada domingo. Y yo, adicto incontrolable del buen decir, aquí se las propongo, no digo q sea lo mejor q se escribe en este estilo para q este bisoño reportero de deportes no se vaya a engreír y corte su futuro desarrollo como cronista de estos tiempos. Y de los pasados, algo q no puedo por mi corta edad. Muy recomendable en particular esta viñeta y con ella le doy los buenos Días a todos en este lluvioso domingo veracruzano.
Comments
Rumbaut
10th November 2015 at 8:32 pmESTO ESCRIBI ESTE DOMINGO CUANDO SUPE QUE MI AMIGO Y PROFESOR PABLO SOCORRO ESTRENABA BLOG, EL SABE QUE SE BUSCO UN PROBLEMA, PERO NOSOTROS NOS GANAMOS UN ESPACIO DONDE COMPARTIR, COMO SI FUERA RON DE POR MEDIO, EL RICO ANECDOTARIO QUE NOS TRAE CADA DOMINGO (A VECES SORPRENDE ENTRE SEMANAS!) Y QUE AHORA PODEMOS RECURRIR. AQUI LES DEJO MI COMENTARIO Y AUGURIO DEL EXITO QUE TENDRA ESTA ESQUINA DEL PERIODIMOS MAS CUBANO QUE CONOZCO: Ocurre con las buenas cosas escritas q se vuelve sobre ellas. Se recorre vericuetos y se descubren victorias escondidas detrás de cada palabra. Mi profesora Mirtha Gonzalez Gutierrez dirá q ese es el momento en q el periodismo pasa a literatura y yo por llevarle la contraria (solo en eso, conste!) le diría q es cuando el periodismo pasa a ser buen periodismo. Aquí hay buen periodismo q nada debe a la literatura, ahora compilados de manera digital en un Blog q desde ya estoy recomendando. Menos mal q Pablo Socorro es un viejo no tan matraquilloso y sabe q las opiniones de los jóvenes hay q atenderlas, se deja llevar por su sobrino y su hija y nace la posibilidad de ir allí y releerlo cuando se tenga esa necesidad de disfrutar con una sonrisa en el rostro estas crónicas q el ha decidido regalarnos cada domingo. Y yo, adicto incontrolable del buen decir, aquí se las propongo, no digo q sea lo mejor q se escribe en este estilo para q este bisoño reportero de deportes no se vaya a engreír y corte su futuro desarrollo como cronista de estos tiempos. Y de los pasados, algo q no puedo por mi corta edad. Muy recomendable en particular esta viñeta y con ella le doy los buenos Días a todos en este lluvioso domingo veracruzano.
Carlos Carballido
11th November 2015 at 4:56 pmBueno asere… te felicito…. Pondre un link en mi web para ayudarte en el trafico.