Si la teoría dominicana del Plátano Power es válida, entonces el equipo Cuba de béisbol está liquidado. Dicen que los dominicanos son tan buenos en la pelota porque desde niños se alimentan con mangú de plátano verde, ese plato que nuestros ancestros africanos llamaron fufú, palabra que según Don Fernando Ortiz, el gran investigador del folclore cubano, nació durante la dominación inglesa en Cuba, después de la toma de La Habana. La comida que normalmente se les daba a los esclavos era plátano hervido y machacado, y mientras la repartían, los negreros ingleses acostumbraban a decir “food, food, food” (comida, comida, comida). Pero en comparación con los dominicanos, los pobres cubanitos peloteros están en desventaja, porque el plátano se ha convertido en especie protegida bajo el gobierno de los negreros del siglo XXI.
Cuando en Cuba el Plátano Macho se daba hasta en las cunetas, la selección de béisbol ganaba en cuanto torneo compitiera. Pero desde que empezó el culillo del Plátano Microjet y se ordenó darle candela al platanal de Bartolo, desaparecieron de la mesa el fufú, las mariquitas, los tostones y los platanitos maduros. Hoy el Team Cuba no le gana ni a un equipo de kimbumbia de Marianao, y a los peloteros cubanos el único banano que les interesa es el plátano en tentación que brilla a 90 millas del home.
El papelazo del Clásico Mundial es sintomático de como anda hoy la isla. Hay tan poca fe en la causa, que para el pueblo cubano la única certeza comprobada es que la pelota es redonda y viene en caja cuadrada. Todo el mundo sabe que la vida en Cuba es una caja de sorpresas, y lo único cuadrado es el futuro de los descendientes del Extinto y el próximo Difuntito. Toda una casta que se ha pasado dándole cuatro bolas malas a la población mientras a ellos no hay quien les coja fuera de base.
En la vida cotidiana, los cubanos aplicamos muchos dichos del deporte nacional, porque a fin de cuentas, cada juego es como la vida misma, que no se acaba hasta el último out. Sólo que llevamos años tragando ponches y más ponches sin poder dar ni siquiera un jilito por el cuadro, porque ¿quién diablos puede batear con un palo de escoba una recta de 90 millas? Y también resulta que el señor de negro que nos vendieron como árbitro y se hacía el buena gente gritando a todos “¡Cuba Qué Bolá!”, no era más que un estafador que cerró la zona de strike para que se poncharan con la bola de trapo que nos lanzaba el general las dos novenas afectadas, la del exilio y también la del incilio. Pobre gente de la Isla, confiando en que cuando aterrizara el Air Force One le tocaría un pedacito del Sueño Americano; ese de casa propia, carro y un negocio prosperando. Pero ha pasado un año y ni una carrerita ha podido anotar el cubanito de a pie, en ese juego de interminables extrainnings contra el Equipo de los Viejos Mandamases.
Nada, que el Negrón nos salió tremendo cuchillero y nos cogió fuera de base cuando se tiró con los pies por delante para decir que no importa que los spikes estén secos o mojados, porque de ahora en adelante los cubanitos nunca pisarán el home, ni aunque se vayan del parque con Lolita. La frase de “¡Se va, se va, se va! ha quedado tan obsoleta como esas balsas que mueren de carcoma en las arenas de la isla. Mientras, los viejos elefantes ponen todo su empeño en destruir el pasatiempo nacional, porque resulta demasiado peligrosa esa reunión de 20 ó 30 mil cubanos en un estadio, no se pongan a gritar Abajo Quien tú Sabes y haya que tratarlos a trancazos como a las Damas de Blanco, que para eso la Industria Deportiva sigue produciendo bates de aluminio. También siguen empeñados en que el fútbol sustituya al béisbol, porque reúne a menos gente y un balón no cuesta tanto como el equipamiento de nueve peloteros. En Cuba se estuvo jugando balompié hasta que llegaron los Messi, Ronaldo, Piqué, Neymar y otras hierbas y lo vendieron como fútbol, poniendo a babear a ese negrito descalzo de la Habana Vieja con el Sueño Español: el de la Liga con sus millonarios a patadas.
Menguado el béisbol, desaparecieron también los Héroes, y es sabido que un pueblo sin Héroes es un pueblo con deuda permanente en su memoria histórica. Un terreno fértil para el igualitarismo ramplón y mezquino que niega los valores individuales por temor a que el Héroe termine siendo líder y caudillo y acabe con el estatus. Cuando el Cenizas estaba vivo paría Héroes como si fuera la mamá de Maceo, pero el sabía controlarlos ya sea regalándoles un relojito, una lavadora Eurika o una semanita en Varadero. De esta forma, tuvimos al Héroe de Quisqueya El Curro Pérez, el Héroe de Cartagena José Antonio Huelga, el Héroe de Parma Lourdes Gurriel, y hasta el Titán de Bronce revivido en José Contreras, un pinareño que cuando pudo se la dejó en los callos para ganar una Serie Mundial con los Medias Blancas de Chicago, y de paso unos cuantos milloncetes.
Hoy, los dueños de la bola de trapo achacan las derrotas a la sangría del imperio, “que deslumbra a los muchachos con los oropeles de las Grandes Ligas”, como si los peloteros fueran albinos que estuvieran jugando con gafas negras hasta que un pelotazo al casco se las rompe. Pero el cubano no es bobo. Se mantiene quieto en base a la espera de coger las señas para salir al robo al primer parpadeo del rival. Que lo que sobran en Cuba hoy son robadores de bases, cuando antes teníamos jonroneros en racimos.
La cruda realidad es que cada día se cierra más el cuadro y la isla entera anda en una mala racha en sus tres departamentos principales: comida, futuro y ganas de vivir. El cubano ahora se contenta con un turno al bate una vez al dia, y embasarse aunque sea con un toquecito de bola por tercera, donde le espere un soñado plato de arroz con huevo frito. Pero el cubanito descontento ya se está cansando de que le metan curva un dia sí y otro también, y ahora que pisar el home americano es un foul a las mallas, empieza a levantar la voz contra el dueño del bate y la pelota.
No se puede vivir como plátano a puñetazos toda la vida. Ya es hora de aspirar al Plátano Power que saque el out 27 de este juego entre Barbudos y Lampiños.
Pablo de Jesús
Los Angeles
Marzo 25/2017
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