Se dice que ya todo está cocinado entre la Major League Baseball (MLB) y las autoridades cubanas para arrancar el negocio de la renta de peloteros, nada más que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos baje el banderín.
Sólo quedan por ajustar algunos “detalles técnicos”, como levantar el embargo para que los dólares comiencen a fluir hacia Cuba, y si es posible, nunca en sentido contrario, porque el régimen cubano ha descubierto el secreto de la eterna juventud: mientras más gente emigre hacia el norte, más dólares emigrarán hacia el sur.
Otro tema espinoso que preocupa a los mandamases de la isla es cómo hacer que ese mismo joven pelotero se mantenga ajeno a “los cantos de sirena del imperio explotador”. Los científicos cubanos están trabajando a toda mecha en la creación de una vacuna a base de moringa para inmunizar a los nuevos conejillos de india. Y los politólogos también ponen su piedrecita con la insistencia de que quiten la “cruel ley asesina de Ajuste Cubano”. La misma que permitiría a ese chico de 18 ó 20 años que nunca ha tenido más que un guante viejo, quedarse en Estados Unidos cuando descubra que hay otro mundo del que nunca le habían hablado. Imagínense a ese chico firmar un contrato de cinco millones de dólares y descubrir que el 60% de ese total va a parar a manos de su “representante”, en este caso la empresa Cubadeportes, mientras el resto tiene que ser enviado al Banco Nacional de Cuba, que le dará 80 centavos de CUC por cada dólar depositado, según las reglamentaciones estatales.
No se que dirá de ésto la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas (MLBPA, por sus siglas en inglés) -el organismo que regula a los agentes- sobre ese 60% que Cubadeportes exige. No hay reglas que limiten el porcentaje que debe cobrar un agente a sus clientes, pero lo más común es que un representante obtenga entre el 3% y el 5% del salario de los jugadores, aunque han existido situaciones en que agentes caroñeros obtienen hasta el 20% en nuevos contratos, especialmente en jugadores que firman por primera vez por grandes bonos.
Pienso también, que en Cuba deben estar recogiendo todos aquellos folletos que se repartían en los años 60 con los discursos de Fidel Castro, y que hoy son tan obsoletos como el mismo hombre que los hilvanó. Sobre todo, el del 19 de noviembre de 1961 en la Ciudad Deportiva de La Habana, durante la clausura de la Reunión Nacional de Consejos Deportivos Voluntarios, donde declaró abolido el deporte profesional.
“El deporte se había convertido, también, en un negocio; el deporte se había convertido, también, en una mercancía, se había convertido, también, en un objeto de explotación”, decía entonces el Don de Punto Cero.
Esta visita permitió comprobar dos cosas ya sabidas: que los empresarios americanos están deseosos de meter las manos en Cuba, y que éste negocio de las Grandes Ligas es el nicho que le ha tocado a Antonio Castro en la repartición del país entre los Castros y sus generales-empresarios. El primogénito del Señor de la Moringa se convertirá en el Scott Boras cubano, alquilando peloteros a equipos de Grandes Ligas.
Un Tony Castro que se graduó de medicina y en su vida ha puesto ni una curita. Que era tan malo en la pelota que no hizo ni el equipo de su escuela Lenin. Un playboy que, vestido con el uniforme del equipo Cuba, se sentaba en el banco no a la espera de asistir una lesión, sino de la llamada de su papito para imponerle al mánicher de turno la alineación oficial o cuando había que sacar al pitcher.
Se habla ahora de un equipo Cuba unificado. Creo que eso será difícil de concretar para el próximo Clásico Mundial, y no por falta de deseos de los jugadores cubanos de uno y otro lado, sino por el empecinamiento de las autoridades de la isla de sacar rédito político a toda jugada en el terreno de las relaciones Cuba-USA. Hasta ahora, todo lo que ha habido son toquecitos de bola, como esta visita. Pero no se extrañen que en cualquier momento haya un robo de home que cambie las tornas, y veamos a Tony Castro como dueño de la nueva franquicia Cuba Sugar Kings de Grandes Ligas.
Por el momento, estamos viendo pasar strikes con cada joven pelotero que abandona la isla. Ya nadie se cree el cuento del cambio y de un futuro que lleva 57 años aplazándose. Los camaleones que ayer le gritaron traidores a los que se fueron, hoy sólo quieren darles un abrazo….para robarles la billetera.
Cuando las tropas americanas entre en Cuba cu\omo cuando hicieron a finales del siglo XVIII y repitierion a principios del siglo XIX se termina el cuento del nunca acabar ,solo las armas pondran fuera del poder al dictador Castro y sus familias ,alli tenemos u8na dinastia militar gobernando y una familia monarquica con un rey ,o se le aplica la fuersa de las tropas americanas al dictador y tirano Castro u seremos lectores de 100 anos de dictadura ,porque es poco provable que los Estados unidos acepten que es legitimos que los cubanos retomen las banderas que los llevo a Bahia de cochino en 1961 donde fueron abandonados a sus suerte y traicionado por el hoy recordado JFKENNEDY
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lazaro
14th January 2016 at 2:53 pmCuando las tropas americanas entre en Cuba cu\omo cuando hicieron a finales del siglo XVIII y repitierion a principios del siglo XIX se termina el cuento del nunca acabar ,solo las armas pondran fuera del poder al dictador Castro y sus familias ,alli tenemos u8na dinastia militar gobernando y una familia monarquica con un rey ,o se le aplica la fuersa de las tropas americanas al dictador y tirano Castro u seremos lectores de 100 anos de dictadura ,porque es poco provable que los Estados unidos acepten que es legitimos que los cubanos retomen las banderas que los llevo a Bahia de cochino en 1961 donde fueron abandonados a sus suerte y traicionado por el hoy recordado JFKENNEDY