La primera vez que tuve un celular de mi propiedad me emocioné tanto, que queria llamar a todo el mundo para darle el número, sólo para hacerme el importante. Fue dos años después de llegar a Miami, cuando empecé a trabajar de periodista para una agencias de noticias. El celular de 1998 era un aparato enorme, casi del tamaño de mi zapato, y sólo servía para llamar y que te llamaran. Pero yo estaba feliz con mi paquidermo de ATT. Hasta que un dia vi a un homeless, un sin casa, hablando por un Blackberry más nuevo que mi Nokia pariente de los primeros samurais. Al final, también tuve un Blackberry, y otras versiones, pero me ha pasado con los celulares como esas novias a las que entregas todo tu corazón, y cuando menos te imagina, te la dejan en la mano. Al momento que le he agarrado el tranco al celular de turno, va y sacan una versión cada vez más inteligente, que te hace ver cada vez más estúpido. Por suerte, he sido alfabetizado tecnológicamente por mis dos hijas, pero aún así, siempre estoy detrás del conteo, agarrando por los pelos lo último de la tecnología. Cada vez que un listillo de esos orina, se suelta un modelo de smartphones más complejo. Antes, nos aterrábamos cuando perdíamos la cartera o las llaves de la casa. Hoy caemos en coma si nos falta el celular.
Sin celular somo mudos. Sombras a la puerta del Infierno de Dante. Y es que la comunicación a través de los teléfonos móviles ha revolucionado nuestras vidas. Estamos tan dependientes de nuestros smartphones, que prácticamente nos es imposible vivir sin ellos. Los utilizamos para casi todo, menos para hablar. Por el smartphone hacemos transacciones bancarias, monitoreamos la vida de nuestros hijos, planificamos viajes de placer y negocios, reuniones y entrenamientos deportivos, enviamos condolencias y felicitaciones a través de las aplicaciones de mensajería instantánea, y compartimos emociones. Para ello, nada mejor que recurrir a alguno de los mejores estados de WhatsApp. En él podemos hacer un chiste y demostrar que estamos de buen humor, compartir frases de amor, profundas o simplemente describir como nos sentimos mediante acrónimos, esas abreviaturas de palabras a las que también nombran emoticones.
Y para más inri, ya no hace falta escrbir un mensaje. Simplemente pegas un muñequito inventando por un japonés, y el que está del otro lado se entera si estás enamorado, furioso o tienes diarreas. Yo tuve que ponerme al dia y aprender lo que significaba cada uno de los jeroglíficos conque mis hijas se comunicaban, y me comunicaban. Si les enviaba una foto de Fenris sacando la lengua, al rato recibía un LOL. “Laughing out loud” me respondía una, queriendo decir que se está riendo con toda la cajetilla; ROFL me decía la otra, dándome a saber que está “Rolling on floor laughing”, rodando de risa por el suelo. Si la foto es de Fenris rascándose el fondillo, estonces me aparecen dos LMAO en la pantalla. El primer dia que vi eso me pregunté que diablos tenía que ver un chino en nuestra conversación, pero luego Míster Google me aclaró que eso es nada menos que “Laughing my ass off”: Me parto el trasero de la risa, sería la traducción correcta. Y si es una familia bilingue, como la mía, los emoticones esos van y vienen en dos vias. O hasta trilingue, dado el japonés que parla mi hija mayor, cuyos emoticones a veces me dejan botado en el camino. Sólo que en nipón se llaman kaomojis o kaoanis
El dia que la familia agotó los emoticones fue cuando Fenris se tragó las llaves de la casa. Yo estaba en la oficina, pero viví el episodio en primera fila. Los emojis, acrónimos, kaomojis y demás yerbas, se sucedieron una detrás del otro
C: OMG (Oh my God/Oh mi Dios, escribe mi hija en California)
P: ? (Qué, pregunta mi otra hija desde la costa este)
F: xD (¡Ay Dios! dice mi esposa)
Y: WHpn (Whay Happen?, pregunto yo, alarmado)
C: Fenris ate the house’s keys
P: What?
Y: Kmo fue?
F: Se las tragó de un bocado
C: He thought the key ring was a snack
P: O_o (un kaomojis, cara de sorpresa)
Y: Pero ese dog es comemierda?
F: Vamos al vete. T aviso
P: xfa (por favor)
Y: ¿Cuánto va a costar eso?
C y P: ¡Papá!
F: DNK (Don´t know/No sé)
P: (;_;) (llanto)
Y: Stupid dog
C y P: ¡Papá!
(una pausa de una hora, lo que demoraron en llegar al veterinario con el perro. Al rato, continúan los mensajes)
F: Need a surgery
P: OMG!
Y: How much?
C: $1500
Y: Coñoooooo
P: ($_$) (estás obsesionado con el dinero)
F: Otra forma es un laxante
C: Le va a doler
P: Never!
Y: Peligroso?
C y P: ¡Papá!
F: Ya le dio el laxante
Y: Hala, a cagar
P: I’ll pay
C: Mt (me to/yo también)
F: Pobrecito Fenris
Y: BRB (Be Right Back/vuelvo enseguida)
Y tuve que cortar la conversación emojística para atender el teléfono por la otra via. Pero me quedé preocupado. Y emoticonado por lo que había hecho Fenris. Me preocupaba también el silencio absoluto de mi IPod. Ninguna de mis tres mujeres me mandaba una señal, tal vez furiosas por mi tacañería. Dos horas después, y tras sobrevivir al tránsito de Los Angeles, llegué a la casa, y mi esposa e hija me esperaban sentadas en el jardín. Fenris, echado sobre la hierba, me miraba con aire contrito.
-¿Y? ¿Como se resolvió todo? -pregunté.
-Estábamos esperando que llegaras para que cogieras las llaves -dijo mi hija, señalando un enorme montón de caca perruna, aún caliente.
Me cagué en los emoticones.
Pablo de Jesús
Febrero 12/2004
(ADVERTENCIA: NINGÚN ANIMAL FUE HERIDO EN LA REALIZACIÓN DE ESTA CRONICA)
Comments
Lery
2nd May 2017 at 10:37 amUd hace una sinfonía con las tragedias cotidianas donde me veo reflejada y me deja riendo por un rato! Gracias ?
Pablo Socorro
4th May 2017 at 2:50 pmGracias amiga. Un poco de humor para hacer la vida más placentera.